3 preguntas que deberías hacerte antes de responder a tu hijo

3 preguntas que deberías hacerte antes de responder a tu hijo

La forma en que nos comunicamos con nuestros hijos influye profundamente en cómo sienten, piensan y se comportan. Una comunicación negativa genera dinámicas frustrantes y tóxicas en el hogar. Puede generar situaciones desproporcionadas, volverse ofensiva y causar una separación emocional entre padres e hijos, llevando a sentimientos de aislamiento y enojo en ambas partes.

Tu hijo puede experimentar sentimientos de rechazo, falta de comprensión y soledad cuando percibe juicio, miedo, enojo o decepción en tu tono de voz. Y tus valiosos consejos pueden pasar desapercibidos o resultar contraproducentes.

Entonces, antes de responder a tu hijo (a menos que sea una emergencia), tómate un momento y considera estas 3 preguntas:

  • ¿Qué les diré a mis hijos? ¿Les otorgaré más o menos poder?
  • ¿Nos unirá más o nos distanciará?
  • ¿Puedo separar mis emociones para darle a mi hijo una respuesta o un consejo adecuado?

Permite que tus palabras y tu tono reflejen respeto, mostrando que comprendes sus desafíos y estás allí para apoyarlo. Y gestiona tus propios miedos para evitar proyectarlos en tu hijo.

Al priorizar la conexión con nuestros hijos a través de una comunicación consciente, logramos tener un hogar más tranquilo y fomentamos relaciones llenas de sabiduría y amor para todos.

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