Como padre o madre empático/a y sensible, es probable que puedas percibir la energía de tus hijos antes que ellos mismos. Esta cualidad te convierte en alguien muy competente a la hora de cuidar y atender sus necesidades. Pero, de forma inconsciente, es posible que mezcles tu energía con la de tus hijos, lo que podría llevarte a confundir lo que les pertenece a ellos y lo que es tuyo.
Esto puede causar que al sobreproteger a nuestros hijos, a menudo terminamos haciendo demasiado por ellos. Además, es posible perder el contacto con nuestras propias necesidades, lo que puede llevarnos al agotamiento.
Aprender a estar plenamente presentes y comprometidos con nuestros hijos, sin perder nuestra propia esencia, es una habilidad delicada pero fundamental.
Estas son cinco cosas te permitirán cuidar tu cuerpo, mente y espíritu, manteniendo un equilibrio mientras atiendes a los demás:
- Conéctate con tu cuerpo a través del ejercicio físico y pasando tiempo en la naturaleza.
- Usa tu respiración como un momento de calma para gestionar situaciones estresantes y para reconectar con tu centro energético.
- Permítete experimentar tus emociones incómodas, comparte tus sentimientos con tu pareja o un amigo, y deja que fluyan a través de ti para liberarte.
- Como persona empática, es posible que seas autocrítico contigo mismo/a. Es esencial que aprendas a gestionar tus pensamientos negativos y cultivar la autocompasión.
- Asegúrate de dedicarte tiempo, pueden ser pequeños descansos, cada día para estar en silencio y estar a solas contigo mismo/a.
El autocuidado puede ser un reto para una persona empática; a menudo lo percibimos como una actitud egoísta o un lujo. Pero al hacerlo, recuperas partes de ti mismo que has perdido al vivir desconectado de tu cuerpo y esencia. Recuperar estas partes fortalecerá tus relaciones, haciéndolas menos agotadoras y más gratificantes.