A menudo nos juzgamos a nosotros mismos y a nuestros hijos en relación con lo que “hacemos”.
Y medimos el valor y el progreso en función de lo mucho que conseguimos hacer.
Desde luego, todo lo que hacemos es importante, pero cuando cambiamos el énfasis del hacer al ser, somos más eficientes con nuestra energía y afianzamos nuestro sentido de identidad y valor.
El valor de lo que haces no depende de la cantidad de cosas que realices, sino de tu capacidad para mantenerte conectado contigo mismo, lo que lleva a que esto sea valioso.
Cuando estás presente, eres más consciente, claro y pacífico, y es ahí donde reside tu valor.
Imagínate lo diferente que sería la relación con tus hijos desde ese lugar. La energía de tu hogar estaría más calmada y fluida, sin el estrés, la sensación de no tener suficiente tiempo, la supervisión y el manejo de conflicto.
De esta manera podemos ayudar a nuestros hijos y a nosotros mismos a estar conectados y centrarnos sin la distracción de la presión y del ruido exterior.
To get more insights, watch the replay of Parenting the Soul Masterclass, Evolve from a human-doing to a human-being